En el extremo sur de la Argentina continental, entre el Cabo Vírgenes y la Punta Dungeness, es posible apreciar una de las pingüineras mas grandes de la costa argentina.
Investigación y trabajo de campo:
Expedición costera: 1980-81
Roberto Hilson Foot
Expedición Estancia Cóndor – Río Gallegos, Enero 1990
Ing.Agr. Horacio Cerutti
Roberto Hilson Foot
Expedición Costera, Enero 2003
Lucas Young
Juan Manuel Botello
Daniel Bruno
Pia Simonetti
Roberto Hilson Foot
Fotografías:
Pia Simonetti (2003)
Roberto Hilson Foot (1990 y 2003)
Agradecimientos:
A la familia Fenton de la Estancia Monte Dinero, al personal de la Reserva Provincial de Cabo Vírgenes, a la Lic. Carolina Moore, a Patricio Monferini y al Lic. Pablo Yorio por su cooperación.
I
A los 52°22′ S y 68° 25′ O se encuentra una de las pingüineras mas grandes de la costa Atlántica. Ubicada a 138 Km. al S.E. de Río Gallegos, el gobierno de la provincia de Santa Cruz creó una Reserva Provincial con el principal objetivo de proteger la colonia continental de pingüinos de Magallanes (Spheniscus Magallanicus) mas austral del país.
Mediante la ley provincial N°1806 de Junio de 1986 se creó la Reserva provincial de Cabo Vírgenes con una superficie de 1230has. hasta entonces de la Estancia Monte Dinero. Su manejo depende de la Dirección de Fauna Silvestre que a su vez depende del Consejo Agrario Provincial, teniendo como objetivo declarado el conservar y manejar la fauna y sus ambientes, recuperando y manteniendo el suelo, los pastizales y aún reintroduciendo especies autóctonas en su hábitat ya recuperados. Simultáneamente se alienta el desarrollo de estudios científicos, determinando zonas de interés turístico e histórico que deban ser preservados.
En la zona existen entre otras muchas especies de aves como por ejemplo Gaviotas Cocineras (Larus Dominicanus), Cormoranes Imperiales (Phalacocorax Atriceps), Halcones Peregrinos (Filo Peregrinus), etc.
En la hoja 5369-5 escala 1:100.000 Cabo Vírgenes, provincia de Santa Cruz, levantada por el Instituto Geográfico Militar en 1942 se puede apreciar la zona acotada, al pie del paleoacantilado que termina en Cabo Vírgenes. La pingüinera se encuentra en el sector Argentino sobre el frente costero del Océano Atlántico mas próximo en realidad a la Punta Dungeness que al Cabo Vírgenes.
II
La zona costera que se extiende entre el Cabo Vírgenes y la Punta Dungeness es de casi 9km. Hacia el norte está enmarcado por el paleo acantilado que se proyecta en el Cabo Vírgenes. Hacia el oeste esa línea de paleo acantilados se hace activa en el sector chileno. El área tiene aproximadamente una forma triangular con vértices en el Cabo Vírgenes y la Punta Dungeness y seccionado por el límite Argentino Chileno desde el Hito II al Hito I.
Se distinguen con claridad líneas de crestas que indican el arrumbamiento predominante de las sucesivas líneas de costa. J. O. Codignotto (1990) las describe como líneas de crestas que se hacen tangentes al paleo acantilado, en una disposición que llama asintótica o sea líneas rectas que prolongadas se acercan sin encontrar a una curva. El mismo autor consigna una distancia entre crestas de 4m, es posible que se trate de un error tipográfico pues nuestras observaciones nos dieron distancias variables de entre 40m y 400m, con algunos casos donde la diferencia de altura entre cresta y seno era cuatro veces mayor a los 0.60m consignados en dicho trabajo. En general el área puede ser catalogada como resultante de la acreción con un crecimiento hacia el sur y al oeste, por lo que la pingüinera se encuentra en las zonas acrecionadas mas recientemente, cercanas a la Punta Dungeness. La acreción registra una sucesión de cordones litorales compuestos de grava, que alternan con bajos arcillosos, salinos. En ellos se desarrolla una densa vegetación resistente a la alta salinidad de estas zonas de albuferas, pero teniendo la ventaja de crecer en lugares parcialmente protegidos de los vientos predominantes por los cordones que siguen un rumbo que oscila de 140° a 165°.
Sobre el frente Atlántico el sentido predominante de la deriva litoral es de norte a sur y el extremo sur de la Punta Dungeness denota el efecto combinado de deriva litoral, corrientes y acreción con una inflexión hacia el oeste de la línea de costa. Los clastos derivados por las olas tienden a obstruir el cauce del arroyo Tiburón sobre el sector chileno, obligando al curso de agua a torcer su dirección hacia el oeste volcando sus aguas en el Estrecho de Magallanes. El material adámico, o sea los sedimentos que quedan al descubierto en marea baja, son de tipo arenoso, con gran presencia de cantos rodados; siendo una superficie de transito y descanso de los pingüinos en su marcha de y hacia los nidos. Debido a la gran amplitud de marea, el ancho de la playa es muy variable alcanzando varios cientos de metros con la bajante.
La batimetría indica que a unos pocos metros de la costa (200-300m) la profundidad es de 10m, presentando un canal al sur de la Punta Dungeness con una profundidad de 35 a 50m, a unos 1000m de la costa. Toda esta zona presenta la característica de una punta cuspidada o sea un territorio de acreción con forma triangular, rodeada además por violentos temporales que producen potentes olas con fuertes embestidas (swash) que contribuyen a la erosión y transporte de sedimentos (longshore drift) con predominio hacia el sur.
Estudios recientes de J. F. Araya-Vergara (2001) han contribuido a comprender el desarrollo Pleistoceno-Holoceno de la zona. Registraron para la boca oriental del estrecho, lóbulos de piedmonte y morrenas subaereas. Entienden que a partir de la primera angostura corresponde describir a la zona del estrecho como un canal de “outwash”. La Segunda Angostura habría sido el límite oriental del campo de hielo de la última glaciación y la sección oriental incluyendo Punta Dungeness, una zona proglacial emergida durante la última glaciación del Pleistoceno.
III
La pingüinera se encuentra en la zona mareológica conocida como Boca Oriental del Estrecho de Magallanes. De acuerdo al Servicio de Hidrografía Naval tiene un régimen de mareas semidiurno, lo cual significa que registra dos pleamares y dos bajantes por día con una pequeña desigualdad diurna. A los 52°30’S y 68° 28′ O presenta una amplitud de marea máxima de 10.7m y media de 6.7m. Tomando los 5.9m como nivel medio registra pleamares de 11.0m de máxima con una media de 9.2m y bajamares de 0.3m con una media de 2.5m. Estos datos implican que el ancho de playa afectado por la pleamar y la bajamar es muy considerable, sobrepasando los varios cientos de metros, afectando notablemente la distancia recorrida por los pingüinos en sus desplazamientos terrestres.
Con respecto a las condiciones climáticas, la nota distintiva es el fuerte viento, mas intenso en la primavera y verano, la temporada donde los pingüinos nidifican en las costas. La intensidad máxima de las ráfagas puede ser de 70 a 90km/h pero no es raro que alcance velocidades superiores a los 120 km/h, soplando principalmente del cuadrante O, SO. La temperatura media del invierno es de alrededor de 1° C, mientras en el verano trepa un poco por sobre los 10° C, con precipitaciones de unos 300mm.
IV
El pingüino de Magallanes denominado en inglés Magallanic Penguin, pertenece al orden Sphenisciforme, familia Spheniscidae del género Spheniscus, especie Magellanicus, denominación impuesta por J.R.Forster en 1781 (Comment Phys.Soc.Reg.Sci. Gottingensis). Ha recibido distintos nombres vulgares como Pingüino Patagónico, Pájaro bobo común, Pájaro niño, etc., imponiéndose en la actualidad el de Pingüino de Magallanes.
Una primera observación de los especímenes en Cabo Vírgenes nos permite ver que no puedan volar, que se han adaptado muy bien a su vida acuática, con sus patas colocadas bien atrás para poder ser usadas en tierra y en el agua. Lleva tiempo apreciar el dimorfismo sexual, pero es posible percibir que los machos son ligermanente mas grandes, pesados y con un pico mayor que las hembras y estas tienen una cabeza con formas mas redondeada. Su aspecto externo no presenta variaciones estacionales significativas, salvo por la pérdida de plumas blancas en la zona facial ocular y la muda antes del regreso al mar en otoño. Si es ostensible y fácilmente observable para el visitante diferenciar a los pichones con sus plumones grises a partir de noviembre. Es posible también observar ocasionalmente ejemplares albinos.
Los adultos tiene una altura de 45 a 65 cm. con pesos que oscilan entre los 4,5 y 6 Kg. Presentan una ancha banda de plumas blancas (supercilium) que culmina sobre los ojos y se une en el cuello, un pecho de la misma coloración blanca y otra banda de plumas blancas en torno al pecho y abdomen. Las alas son negras, pesadas y cortas, con huesos planos y resistentes, casi rígidas con poca articulación y plumas dispuestas en forma de escamas.
Los pichones inmaduros son mucho mas pequeños que los adultos y no presentan las bandas blancas y negras, sino que tienen un plumón de color gris bastante uniforme.
Al caminar en tierra tienen dos patas con cuatro dedos rígidos sobre los que se apoyan. Tres de ellos unidos por una membrana interdigital de gran utilidad para su fase acuática, y un cuarto dedo, un pulgar muy reducido. El pico es especialmente robusto y largo, comprimido de lado a lado con una ligera curva en el extremo. Presentan una cola corta y fuerte importante a la hora de mantener la postura erecta que tienen en tierra.
Con respecto al peso se han detectado variaciones a lo largo de la temporada reproductiva así como variaciones interanuales. El peso mínimo de los adultos sanos está por lo general entre los 4 y los 4.5kg mientras los máximas pueden rondar los 7kg.
Los pingüinos de Magallanes copulan y nidifican en zonas costeras desde los 42°S en la Costa Atlántica y desde los 29°S en la Costa del Pacífico de Sud América, hasta el extremo del continente y en las islas aledañas como por ejemplo Malvinas. La vida pelágica en meses invernales los lleva en general hacia el norte, recorriendo las costas de Uruguay y Brasil, en el Atlántico, Chile y Perú en el Pacifico. Hay registros de avistajes de estas aves en las costas de Georgias del Sur, Antártica, Australia y Nueva Zelanda. A lo largo de la costa de la Patagonia Argentina se han estimado mínimos de 650.000 (Santiago de la Vega 2000) hasta 1.040.000. El autor de este artículo fruto de sus observaciones directas considera que el número es mayor, mas cercano al millón y medio de ejemplares. Hay 21 colonias, 14 de ellas en Santa Cruz, y la colonia de Cabo Vírgenes hospeda algo menos del 40% de las aves de la provincia.
Son aves especialmente ruidosas, tienen un rebuzno muy distintivo por el cual recibieron el nombre vulgar de Pájaro Burro, dicho sonido lo usan para llamar a su pareja, para el alegre recibimiento que se tributan al momento del reencuentro, para el relevo en el cuidado del nido, para emitir claras advertencias y durante las peleas, así como en el manejo de los polluelos. No se ha notado gran variedad geográfica en las vocalizaciones aunque se registran sonidos distintos de individuos distintos, lo cual les permite reconocerse y ubicarse. Los polluelos emiten un sonido mas agudo y el llamado es reconocido por los padres.
En la pingüinera de Cabo Vírgenes hemos observado que estas aves prefieren nidificar bajo arbustos lo que les brinda protección contra los fuertes vientos del oeste y las constantes aunque intermitentes lluvias. En general prefieren orientar hacia el mar la abertura de sus nidos. Distintos tipos de nidos pueden brindar protección diferencial ante predadores.
Se alimentan en el mar de pequeños peces: Engraulis anchoita, Austroatherina Spp., Merluccios hubbsi, además de Cefalópodos y Crustaceos. Calamares y Pulpos también han sido registrados en su dieta. Parecen preferir el día para pescar logrando sus presas mediante inmersiones de persecución a profundidades de entre 20 a 50m con máximos de entre 90 y 100m. Los tiempos de inmersión van desde los 15 a los 180 segundos intercalando cortos períodos de descanso en superficie. Se nota luego de una inmersión que a volver a superficie respiran con mayor intensidad, hasta que se recuperan preparándose para la siguiente inmersión. Según R.Wilson se detecta un patrón de preparación mas prolongado si la duración de la inmersión es mas larga. Por lo general es posible demostrar que a pescas mas exitosas siguen inmersiones mas prolongadas requiriendo por tanto mas oxígeno.
Es posible establecer patrones diarios de salidas con el predominio de las matinales y regresos vespertinos aunque pueden pasar la noche en el mar. Parece haber una tendencia a salidas mas cortas en la pingüinera de Cabo Vírgenes en comparación con los datos de la costa de Chubut. Con respecto a la velocidad, hay todavía mucho por medir. El autor han registrado velocidades con vectores paralelos a la costa de 5/6km/h hasta unos 9/10km/h, aunque al momento de pescar, en su fase predatoria o en su fase de ser predado la velocidad puede llegar a los 45km/h.
Es sabido que el Pingüino de Magallanes es por lo general monogámico y de carácter gregario. Cada primavera a partir de septiembre comienzan a llegar los machos para ocupar sus nidos, seguidos luego por las hembras. Esta es una fase especialmente agonal con frecuentes disputas territoriales. Es muy alto el porcentaje que procura volver al mismo nido o por lo menos a la misma zona del año anterior. Al cortejo sigue la cópula en tierra. Durante los meses de septiembre-octubre ponen por lo general dos huevos. Lo usual es que la hembra tome el primer turno en el cuidado de los huevos y durante unos 14 a 16 días permanece en el nido mientras el macho sale a pescar. Luego toca al macho relevar a la hembra y permanece entre 16 a 18 días en el nido, luego de lo cual la alternancia es mas frecuente y cada 2,3 o 4 días cambian. En noviembre los huevos color blanco con ligeros tintes grises azulados, de 7 a 8cm de largo y 5 a 6cm de diámetro con un peso de 100 a 150gr eclosionan.
Durante 20 a 30 días los pichones son cuidados por sus padres en forma alternada. Los pichones toman comida predigerida directamente del buche de los padres los cuales por turnos suelen ir a pescar para poder traer el excedente a los polluelos.
La densidad promedio de pichones en el verano es de 0,9 a 1,1 por nido. P.Yorio y D.Boersma (1994) han señalado que el cuidado por parte de los padres durante la incubación y la protección contra predadores aumenta el número de descendientes. El descuido del nido trae aparejado la pérdida de huevos.
Si el abandono de los huevos resulta en temperaturas subóptimas el porcentual de incubaciones exitosas también disminuye. Los descuidos así mismo facilitan la labor de predadores como el (Chaetopharctus Vilosus) “piche”, los zorros grises (Dusicyon Griseus), pumas o los predadores aéreos como la Gaviota Cocinera (Larus Dominicanus), y los skuas (Catharacta Skua Antártica). El porcentaje registrado de pérdidas oscila entre el 13/14% y el 37/38% de los huevos en estudios hechos durante la década del 80. Existen sin embargo registros mas bajos de perdidas con mínimos de 3% y promedios en torno al 11% dependiendo del clima, situación de predadores, condiciones del océano, densidad de la colonia, o de factores antrópicos.
Como mencionáramos con anterioridad a lo largo de noviembre y diciembre, los pequeños pichones que durante sus primeros días no abren los ojos son atendidos en forma individual por los padres. Luego en diciembre y enero se forman las guarderías, mientras que también en el mes de noviembre llegan los juveniles o sea los nacidos en la temporada anterior y los jóvenes de dos o tres años, así como los pingüinos mas veteranos.
Dependiendo de la disponibilidad de alimento los pichones llegan a un peso de entre 2 a 3 kg. Mudan de plumón e inician sus primeras experiencias en el mar entre fines de enero y febrero. Los pichones nacidos primero tienen casi el doble de posibilidad de éxito reproductivo y de sobrevida que los pichones del segundo huevo.
Para el fin del verano se produce una muda de plumaje, momento en el cual tanto juveniles como adultos evitan al mar, y por fin con el otoño dejan la playa en general con rumbo norte.
La edad de la primer cópula ha sido establecida en torno a los 4 a 5 años para las hembras y de 6 a 7 años para los machos. La tasa de sobrevida interanual es de 85 a 90% y la edad máxima medida es de 16 años. P.D.Boersma ha establecido también que la mayor fidelidad en las parejas garantiza mayor éxito reproductivo. Con una tasa de divorcio de entre 9 y 10% anual. Es también notable lo apegados que son a los sitios de sus nidos, el 70% de las hembras y el 80% de los machos tienden a retornar al mismo sitio cada año.
Falta mucha información todavía acerca de sus viajes de invierno, sin embargo existe un interesante registro por parte de Charles Darwin que en su viaje en el Beagle anota un avistaje de pájaros “bobos” o pájaros “burro” por sus rebuznos en la orilla del mar, que son avisatdos en la desembocadura del Río de La Plata, frente a la costa de Uruguay en julio de 1832.
V
Por último deseamos llamar la atención hacia la necesidad de proteger a esta especie. La contaminación por petróleo ha tenido un claro efecto devastador en varias ocasiones. Es también un hecho que la pesca comercial tiene un impacto sobre los pingüinos. El pingüino de Magallanes ha demostrado ser vulnerable a la acción antrópica. Con frecuencia quedan atrapados en las redes y hay un peligro real de que la pesca comercial implique una competencia significativa por el alimento. P.Yorio ha estimado en mas de 42.000 muertes anuales por contaminación petrolera.
El turismo debe ser estrictamente controlado y las áreas de visita claramente delimitadas, buscando utilizar parte de los recursos obtenidos para favorecer a la conservación. Es necesario además implementar fuertes campañas educativas entre los jóvenes para que aprendan a conservar las maravillas de nuestro planeta.
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