Yo siendo nadie, pero habiéndome enseñado,
recreo en la lectura, tu portentosa grandeza.
Con la sucesión de olimpíadas perdidas
y de intensos juegos recreados,
he recuperado en pampas de payadores
el gusto que supieron tener
por el verso oculto hasta su recitado.
No se apropiarán por muy humilde que sea,
de aquello que al crearlo tengo opción a compartir
mas no quizás a entregar, pues
rehuyo de la captura del sonido
y me avengo mal a la jaula de la escritura.
Aquellos versos que los atardeceres me avisen defectuosos,
aquellas ideas cojas que mas penas que risa generaran
y esas frases contrahechas, como el mas feo de la épica,
serán reivindicadas en mi opción por la finitud
desplegadas en el tiempo, modificadas,
recreadas y alteradas en cada instancia de la métrica.
Gozar de la intimidad de unos versos
que sólo me podrán arrancar, cuando
ceda a la negra muerte
y la vida se me escape entre el cerco de los dientes.
Pero yo sé, que entonces, ya no importará,
tantos siglos y sin embargo
aquí en estas playas de viento,
cegando juntos a Polifemo.