La Patagonia en la obra de Shakespeare
Roberto Hilson Foot

Sobre Dioses y Tempestades.

Investigación y trabajo de campo:

Expedición Costera (1980-81)
Roberto Hilson Foot

Expedición Rio Chico (1992)
Roberto Hilson Foot

Expedición Estuario del Rio Santa Cruz (2004)
Christian Doyle
Jeremías Travaglini
Juan Manuel Botello
Ignacio Amalvy Degreef
Jon Ruiz
Roberto Hilson Foot

Expedición Río Coyle – Puerto San Julián (2005)
Sebastián Bradley
Pia Simonetti
Juan Manuel Botello
Daniel Bruno
Juan Manuel Masso
Florencia Campetella
Roberto Hilson Foot

Agradecimientos:
A la bibliotecaria. Lic. Silvina Sala. Al personal del residencial Sada de Puerto San Julián.

Bibliografía

I

A lo largo de miles de leguas caminadas, mis huellas con frecuencia han sido borradas por violentas tempestades. Siendo incapaz de controlar a los elementos para que se sometan a mis deseos, he padecido el rugido salvaje de las aguas, los vientos implacables, truenos y aguaceros ante los que carecía de las facultades para controlarlos desde mi humilde condición humana.

Varias veces la bahía de San Julián ha sido escenario de mi encarnizamiento y Shakespeare fue un frecuente compañero de soledades y desventuras. El haber leído por primera vez “The Tempest” mientras acumulaba en mi memoria los paisajes de Punta Desengaño y Punta Gallows, cobijado apenas tras una mata durante horas del inclemente temporal, con la vista puesta de a ratos en la brumosa bahía, haciendo de la ardua lectura a viva voz, un apenas audible murmullo de la voz humana en la región acústica por antonomasia bajo el atronador rugido de los elementos, encontre para mi asombro en el texto de William Shakespeare lo que en anteriores lecturas había descubierto en el relato de Antonio Pigafetta sobre la primera expedición europea que logró circunnavegar el globo.

La presencia en la obra del bardo de Avon de los Patagones que habitaron las mismas playas y mesetas por las que he peregrinado, era algo que merecía un estudio capaz de rescatar los episodios que esconden unas pocas líneas escritas en la Tempestad.

II

“The Tempest” es una obra escrita hacia el final de la carrera de William Shakespeare. Tomamos como fecha probable de composición los años entre 1610 y 1611 y recordando que el genial autor muere en 1616 podemos apreciar hasta que punto es un producto de un autor y dramaturgo maduro. La obra fue presentada ante la corte en 1611 y nuevamente durante el invierno de 1612-13 para entretenimiento de la princesa Elizabeth hija de Jacobo I Estuardo. No hay registro de presentaciones anteriores en el teatro “The Globe”, por lo tanto la fecha de composición entre 1610 y 1611 parece la mas adecuada, con posibles agregados y correcciones en 1612. Fue publicada por primera vez en el 1er. folio del “Edition of Shakespeare plays” en 1623.

Dos años antes de su estreno, en 1609 ocurrió un incidente que puede haber inspirado al dramaturgo. Una flota de nueve naves que navegaban hacia Virginia, comandadas por Sir George Somers (1554-1610) al atravesar el Atlántico norte fue sorprendida el 25 de julio por una fuerte tormenta que los dispersó. La nave capitana, el “Sea Adventure” fue empujada por la tempestad hacia las Bermudas naufragando en sus costas. La tripulación logró sin embargo ponerse a salvo y con grandes esfuerzos construyeron dos naves mas pequeñas con las que continuaron la navegación en mayo de 1610 hacia Virginia.

Uno de los principales promotores de esta expedición fue el Earl of Southampton, uno de los protectores de Shakespeare por lo que es posible que el dramturgo haya contado con información de primera mano provista por el noble. Rápidamente circularon los relatos sobre el episodio. Silvester Jourdain escribe un informe en 1609-10 “A Discovery of the Barmudas otherwise called Ile of Divels” pues habiendo sido uno de los integrantes de la expedición podía dar cuenta de los episodios. En 1610 el Consejo de Virginia redacto también “A True Declaration of the State of the Colonie in Virginia” en donde se menciona el episodio. También en 1610 William Strachey (1572-1621) redactó el escrito “A True reportery of the wracke and redemption of Sir Thomas Gates” publicado sin embargo recién en 1625, por lo que resulta dudoso que haya podido ser una fuente para Shakespeare. No es necesario que el poeta haya leido estos relatos pero es evidente que la historia circulaba y fue profusamente difundida en la época.

Otra fuente importante de la obra de teatro del bardo de Avon son los ensayos de Montaigne, fundamentalmente su descripción de los caníbales, al punto que el relato de Gonzalo en el acto II parece fuertemente influenciado por esa fuente. En el libro primero, ensayo XXX, Miguel Eyquem de Montaigne (1533-1592), describe a los hombres del nuevo mundo invirtiendo la categoría de bárbaro y reivindicando a estos nativos por obedecer las leyes naturales sin la distorsión y consiguiente degradación resultante de la civilización. Montaigne muestra un inusual interés por otras culturas y es critico de las interpretaciones etnocéntricas, no siendo un intelectual propenso a condenar lo diferente, por el contrario como procedimiento metodológico solía utilizar otras culturas para resaltar lo artificioso o extravagante de ciertas conductas de los europeos. Utiliza la alteridad para resaltar los defectos de la propia cultura europea, imprimiéndole un notable carácter reflexivo a su etnografía, que le permitía impugnar la pretensión de universalizar costumbres o ideas que no eran sino expresión de lo local. Donde el personaje de Shakespeare, Gonzalo ha dicho: “Aquí hay de todo lo que es ventajoso para la vida”, Montaigne dice que “esos pueblos viven en un país de clima grato y muy templado”. Describe a hombres simples, toscos, muy fieles que no saben revestir las cosas de apariencias, a quienes el mote de salvajes solo les cabe por ser naturales pero lo realmente salvaje según el filosofo francés es lo que hacen aquellos que se han desviado de lo natural y común o sea los europeos, los cuales han recargado tanto la belleza y riqueza de las cosas que las han ahogado. Los bárbaros por el contrario han recibido poco amaneramiento del espíritu humano y se hallan próximos a la candidez original. Es raro verlos enfermos, tienen gran abundancia de pescados y carnes, hallándose aún en la fase feliz en la cual no desean nada que no sea lo que piden sus naturales instintos según nos lo presenta Montaigne. El personaje de “La Tempestad”, Gonzalo en el acto II también afirma: “todo en común saldría de la naturaleza sin sudor ni trabajo… la naturaleza daría por sí misma cosechas y abundancia, no habría ricos, pobres ni empleos de servidumbre” de notable similitud con lo expuesto por Montaigne.

Asimismo es posible también inferir que el nombre Caliban, uno de los personajes principales de la obra de teatro es un anagrama de la palabra en inglés “canibal”, de la forma en que se escribía en el siglo XVII, pues hoy a diferencia de entonces se impuso en inglés, una grafía con doble n en la palabra. La obra de Montaigne sobre los caníbales había sido traducida al inglés por John Florio en 1603 por lo que estaba disponible en la época de composición de la obra de Shakespeare.

Una última fuente posible para que el autor de “”The Tempest”” utilizara en la construcción de su personaje Caliban y de los principales eventos de la obra, es libro de Roberto Eden “History of Travel” de 1577 donde relata los principales eventos de la expedición de F. de Magallanes utilizando probablemente el libro del cronista de esa expedición, Antonio Pigafetta como fuente principal.

En el Acto I Escena II Próspero describe a Caliban como : “Dull thing, I say so; he, that Caliban whon now I keep in service” En palabras de Próspero, Caliban es una cosa (res) torpe que además es su esclavo y al cual le reprocha el que nunca responda amablemente, pero claro rápidamente se refrena al aceptar que no pueden sobrevivir con su hija Miranda en aquella isla, sin Caliban pues es él quien hace el fuego, busca la leña y les sirve en menesteres que les son provechosos. Miranda, la hija de Próspero, en el mismo acto, lo describe en consonancia con la opinión de su padre como villano: “Tis a villain sir, I do not love to look on”.

Gracias al autor es posible entender la racionalidad en los actos de resistencia del esclavizado, pues Shakespeare le permite expresar a partir del verso 331 que la isla en la cual domina Próspero le pertenecía a Caliban y le recrimina habérsela arrebatado: “Which thou takest on thee”. Recuerda con tristeza como cuando llegaron a su isla en principio lo trataban con respeto y cariño, enseñándole entre otras cosas la palabra. Caliban afirma haberlo amado a Próspero, confiado en él y por ello haberle revelado sus secretos, por lo cual luego se maldecía: “You taught me language, and my profit on´t is, I know how to curse”. Con amargura Caliban se encuentra ahora teniendo que obedecer, esclavizado y sometido por el tirano, aquel por el cual había sentido inicialmente lástima, razón por la cual lo había recibido en su isla y ayudado a sobreponerse a su exilio.

El poder de la madre de Caliban, considerada una poderosa bruja, que practicaba la magia natural y explotaba las simpatías universales entre los elementos, resultó ser un poder limitado e inferior al de Próspero, cuyo arte le permitía gobernar el mundo natural por medio de la magia, logrando a su entender redimir a ese mundo bárbaro. Una racionalidad europea capaz de estudiar y controlar las fuerzas naturales en la dimensión del macrocosmos y en el microcosmos, con una alma soberana que controla los impulsos naturales y al cuerpo. La idea asociada a la modernidad de fuerte afirmación de la subjetividad está claramente esbozada en la Tempestad, con el corolario de un dominio del hombre sobre la naturaleza, basado en el conocimiento aunque en este caso subsista una visión que incluye la dimensión mágica muy acorde al pensamiento renacentista.

Pico della Mirándola (1463-1494), un siglo antes de Shakespeare, había sostenido el carácter doble de la magia, una basada en la autoridad de los demonios y monstruos, la otra en cambio es la consumación absoluta de la filosofía natural. Pico recordaba que Porfirio (232-304) había afirmado que en lengua persa “mago” tiene el mismo significado que el de intérprete y cultor de cosas divinas que aprueban y abrazan todos los sabios. Plotino (205-270) había defendido la idea de que el mago era ministro y no artífice de la naturaleza, sería por tanto el ser capaz de abrazar la mas alta contemplación de las cosas mas secretas llegando al conocimiento entero de la naturaleza. El mago, como en el caso de Próspero, de acuerdo con Pico della Mirándola traería desde las profundidades a la luz las benéficas fuerzas dispersas y diseminadas en el mundo por la bondad de Dios desposando a la tierra y al cielo, a las fuerzas del mundo inferior con las dotes y propiedades superiores.

El contraste entre el denostado Caliban (de no poca capacidad razonadora según T. De Quincey), el misterioso bruto, espíritu de la tierra, sin huella de la divinidad, aunque con un alma poética y la figura de Ariel, el espíritu aéreo, definido a partir de su condición de libertad, gracia, carisma como espíritu supernatural, tierno y obediente, cuyo nombre hebreo tomado de Isaias XXIX I-7 significa el león de Dios, pretende enaltecerlo contrastándolo con la indisciplina y las características degradadas de Caliban. Próspero afirma su control sobre Caliban y la isla con la cooperación de Ariel.

Caliban en el Acto I escena II 374-376 dice: “I must obey: his art is of such power, it would control my dam´s god, Setebos, and make a vassal of him.”

Ni siquiera su Dios Setebos es capaz de confrontar con el poder de Próspero, destino al parecer inevitable por tanto para Caliaban el de la humillación y esclavitud. El filosofo Charles Taylor (1931) observaba que a partir de 1492 los europeos proyectaron una imagen de los pueblos de América como incivilizados, por tanto inferiores y mediante la fuerza de la conquista lograron imponer esta imagen incluso a los conquistados. La figura de Caliban puede ser utilizada para ejemplificar este desprecio por los aborígenes aunque Shakespeare preserve en su personaje un deseo de rebelión y un cuestionamiento al orden instituido y le permita el ejercicio de la palabra exculpatoria.

Las figuras de Caliban y Ariel han tenido una inmensa influencia sobre el pensamiento de Europa y de América. Uno de los mas notables receptores americanos haya sido José Enrique Rodó quien desde una posición pretendidamente americanista busco una voz local distinta a la europea en la formulación de su cosmovisión. La vida de este uruguayo nacido en 1871 estuvo condicionada por los conflictos políticos y sociales de Uruguay donde el presidente Batlle intentó en vida de Rodó un reformismo radical que modernizo la sociedad uruguaya a principios del siglo XX. La protección de los derechos de los obreros, las 8 horas de trabajo, la estatización de servicios públicos, la lucha contra el latifundio, la creación de la educación, pública, gratuita y laica, con una estricta separación entre iglesia y estado y con sufragio universal que orientara la acción del estado hacia políticas activas como la protección del peón rural y la participación de los obreros en las ganancias de las empresas fueron algunas de las medidas del Battlismo. Estas cuestiones fueron motivo de agudo debate en los que participó Rodó, no siempre apoyando a Battle. En este ambiente político Rodó como miembro del Partido Colorado fue electo diputado en 1902 y en 1908 en buena medida por el prestigio que le habían traído la publicación en 1900 del “Ariel” a los 29 años, obra consagratoria dedicada a la juventud de América y cuyo título remite al personaje de la obra de Shakespeare. Ariel sería el genio del aire, noble, alado espíritu, en quien reina el imperio de la razón y el sentimiento, imagen de la espiritualidad de la cultura con altos y desinteresados móviles. Según Rodó estos valores son los que le deben rescatar y transmitir a los jóvenes para que logren apreciar la visión mas clara de la hermosura sin marchitarla con el mercantilismo ni la especialización tecnocrática. Exponiendo su costado mas elitista entendía a la democracia como el triunfo de Caliban, el triunfo de la mediocridad que extingue toda idea de superioridad en donde domina la calidad sobre el número, entiende que la multitud no es nada por si misma. De allí que Rodó conceptualiza a EEUU como el reino de lo cuantitativo, de lo mucho y lo grande, del utilitarismo, del predominio de la voluntad, donde no hay anhelo desinteresado por la verdad. Frente al cual el Arielismo convoca a la juventud para consagrar el predominio del espíritu. El personaje que representa esta idea lo toma como dijimos de la Tempestad y la contrafigura Caliban encarna lo despreciado por Rodó. Ariel triunfante significa idealidad y orden en la vida, noble inspiración en el pensamiento, desinterés en moral, buen gusto en arte, heroísmo en la acción, delicadeza en las costumbres. La fuerza de los personajes creados por Shakespeare han logrado perdurar por siglos e inspiran también en America a intelectuales de las mas diversas orientaciones. José Enrique Rodó no llega a entender que su autopercepción prescriptiva en favor de Ariel es anulada por la percepción y política dominante que nos ubican en la situación y condición de Caliban.

III

Pero volvamos por un momento al posible origen del nombre de la divinidad mencionada por Caliban nudo central de este artículo. En el Acto I Escena II y en el Acto V Escena I se menciona a Setebos ¿de donde pudo el dramaturgo inglés obtener este peculiar nombre?.

El 20 de septiembre de 1519 la flota compuesta por la San Antonio (120tn), Trinidad (110tn), Concepción (90tn), Victoria (85tn), y La Santiago (75tn) bajo el comando de Hernando de Magallanes zarpan de San Lucar de Barrameda. El comandante de la expedición había nacido en 1480 en Oporto por lo que su nombre en portugués era Fernao de Magallais, noble solo en cuarto grado y nombrado por el rey de España como Capitán General de la flota. Luego de casi cinco meses de navegación el 10 de enero de 1520 llegan al Río de la Plata el cual exploran a lo largo del mes zarpando hacia el sur recién el 2 de febrero. Para el 31 de marzo de 1520 las cinco naves arriban a la Bahía de San Julián, lugar que el Capitán General decide utilizar como refugio para pasar el largo invierno. Durante esta estadía es que se produce el sangriento motín que finalmente será controlado produciéndose la ejecución el 7 de abril de 1520 del capitán Gaspar Quesada quién había herido mortalmente con un puñal al leal piloto Eloriaga. Para Juan de Cartagena, quien fue el verdadero líder del motín, y el sacerdote Calmette la decisión de Magallanes fue abandonarlos en tierra firme como castigo. Mientras la flota está esperando una mejora en el clima, Magallanes le ordena a Serrano al mando de la pequeña Santiago, que parta al sur en misión exploratoria, pero azotada por los vientos y el oleaje se estrella contra las rocas al sur de la desembocadura del Río Santa Cruz el 22 de mayo de 1520.

Durante este largo y conflictivo invierno en la Bahía de San Julián es que ocurre el histórico encuentro en el mes de Julio con los habitantes del lugar. Relatan que una figura extraña y muy alta ante la cual hubo una generalizada sorpresa entre la tripulación apareció en la costa. A. Pigafetta nos describe que “era tan grande este hombre que nosotros le llegábamos a la cintura. Era bien plantado y tenía la cara ancha pintada de rojo, con aros amarillos alrededor de los ojos y algo así como dos manchas en forma de corazón en las mejillas. Su pelo era corto y teñido de blanco y su vestimenta consistía en pieles de algún animal excelentemente unida”.

Los españoles deciden, luego de engañar a los patagones, capturar a dos de los indígenas los cuales encadenados invocan con desesperación a su dios…Setebos, si ha leído bien, nada menos que un dios llamado Setebos invocado en las frías costas patagónicas. Podemos ahora ampliar lo adelantado por el titulo de este artículo acerca la presencia de la Patagonia en la obra de Shakespeare, Setebos es el nombre tanto invocado por los patagónicos como también el díos de Sycorax madre de Caliban en “”The Tempest””.

En el Acto I Escena II 374-376 dice Caliban: “I must obey: his art is of such power, It would control my dam´s god, Setebos, and make a vassal of him.”

Y en el Acto V Escena I 261-263 Caliban invoca: “O Setebos , these be brave spirits indeed!”.

La fuente primaria por medio de la cual se difunde en Europa esta historia es la “Relazione del primo viaggio intorno de mondo” de Antonio Pigafetta quien habria nacido en torno al 1491 en Vicenza por lo que resulta obvio que haya publicado la obra en italiano. Miembro de una adinerada familia tuvo la oportunidad de estudiar astronomía, geografía y cartografía, conocimientos muy útiles en su viaje de circunnavegación. En 1518 acompañó al nuncio papal Monsignor Chieregati a España y estando en Sevilla tomó conocimiento del viaje de Magallanes logrando ser admitido como parte de la tripulación de aproximadamente 270 hombres, de los cuales solo 18 lograron retornar a España en 1522 a bordo de la nave Victoria capitaneada por Juan Sebastian El Cano. Los relatos de Pigafetta deben haber llegado de forma indirecta a Shakespeare por medio de la obra de Roberto Eden, la ya mencionada “History of Travel”. El nombre Setebos torna indudable la relación entre las divinidades invocadas por los Tehuelches en Bahía San Julián en el siglo XVI y la obra de Shakespeare a principios del siglo XVII.

Victor Hugo definía a Shakespeare como un hombre océano aquel cuya obra era infinita e insondable, una inmensidad eternamente emocionada y como parte de esa inmensidad hemos rastreado la presencia de aquellos habitantes patagónicos del siglo XVI, en la obra del poeta de Avon. La tierra acústica por excelencia ha dejado una voz en el que quizás sea el mayor dramaturgo de todos los tiempos. Que particular y agradable placer ha sido escucharla.

“The isle is full of noises

Sounds and sweet airs, that give delight and hurt not”

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