Origen del nombre y características de este lugar en la Bahía San Julian.
Investigación y trabajo de campo:
Expedición Costera 1980-1981
Roberto Hilson Foot
Expedición Costera Enero 2005
Sebastián Bradley
Juan Manuel Botello
Pía Simonetti
Daniel Bruno
Florencia Campetella
Juan Manuel Masso
Roberto Hilson Foot
Expedición Costera Enero 2006
Tomás Bradley
Roberto Hilson Foot
Fotografías:
Roberto Hilson Foot (2005-2006)
Agradecimientos:
Al personal de la biblioteca de Puerto San Julián.
I
En la Hoja 4969-24, Puerto San Julián, de la provincia de Santa Cruz, confeccionada en base al levantamiento de 1969, es posible ubicar en el cuadrado 9236 la Punta Caldera. Dicha punta se encuentra frente al Banco Justicia dentro de la bahía y al norte de la ciudad de San Julián. Según la hoja en la escala 1:100.000 esta geoforma tiene unos doscientos metros de largo formando una clara inflexión en la línea de costa.
Si observamos los números en los márgenes del mapa correspondientes a las coordenadas planas podemos constatar que se encuentra a 4.538Km del Polo Sur y atendiendo a la equidistancia de 25m del mapa, comprobamos que no supera dicha altura. En cuanto a sus coordenadas geográficas esta a 49° 18´S y 67° 43´ W.
La toponimia adoptada por el Instituto Geográfico Militar es de Punta Caldera, lo cual implicó un cambio con respecto al nombre usado en el pasado.
Siendo un puerto es sensible al régimen de mareas macromareal y de acuerdo al Servicio de Hidrografía Naval, en la bahía encontramos un régimen de marea semidiurno, con un nivel medio de 4,60m y amplitudes máximas de 8,75m y mínimas de 5,77m afectando con estas notables amplitudes la costa de la Punta Caldera y las operaciones del puerto.
II
Esta geoforma ha cobrado una importancia hasta cierto punto sorprendente al haber sido incorporado al logotipo del centenario del Puerto San Julián. El mismo fue oficializado por la ordenanza municipal N° 1928, con una forma circular, contorneada por una soga marina. El autor del logotipo fue Pablo Ordoñez e incluyó la caldera que fue considerada como “el fiel testigo que nos transporta, junto a la voluntad del hombre hacia principios del siglo XX.” En el libro “Así me lo contaron” Tomo I, de Armando Manuel Ordoñez, encontramos en su tapa la foto de la caldera, ubicada en la punta del mismo nombre, una vez mas, el lugar adquiere una gran importancia en el imaginario identitario de la población de San Julián.
Un primer aspecto sorprendente tiene que ver con el corto número de años que funcionó una fábrica en ese lugar, no siendo demasiado significativa desde el punto de vista económico para el desarrollo de la localidad. Sin embargo los restos de ese emprendimiento han sido incorporados a la iconografía identitaria de sus habitantes, aspecto interesante pues Patagonia es un territorio donde la impronta de lo humano convive con la evidencia de la transitoriedad de la obra del hombre. El tomar los restos de lo que fue un proyecto frustrado, remite a la débil implantación de una sociedad en un territorio. Uno adivina el desierto apenas disimulado por el esfuerzo social, en una puja que solo se dirime en el tiempo. Esa Patagonia de apariencia, de sueños e ilusiones, se nos diluye con el paso del tiempo y la muerte. Ante la vastedad y el peso del espacio, la acción humana tiene con frecuencia la pequeñez del punto. Los que estuvieron son meros fantasmas, sus obras se hacen precarias, los naufragios, los pueblos abandonados, los caminos vaciados de sentido que ya no conducen a ningun destino, nos recuerdan la finitud de la condición humana.
Los que llegaron, lo hicieron soñando y nosotros, estamos hechos de la materia de estos sueños. Una antigua caldera, oxidada pero de pie desafiando el galopar del implacable viento nos permite materializar esos sueños, no es mucho, pero es un intento de lograr que la historia derrote al espacio y podamos con espontaneidad reclamar como propio un lugar en el mundo.
III
De acuerdo a los testimonios que disponemos, los expedicionarios bajo la comandancia de Viedma habían en pleno siglo XVIII fabricado uno o dos hornos de ladrillos en la zona que estamos describiendo.
En 1741 la Bahía San Julián fue explorada por la expedición del Almirante Anson, que produce un mapa el “Plans of St. Iuliam´s harbour on the coast of Patagonia, laying in latd. of 49° 30¨S and WT longitud from London 70° 44¨”.
La Punta Cladera está claramente dibujada y señalada con una letra G “where the boats landed”. De acuerdo a esta anotación este habría sido el punto de desembarco aunque en forma notable no le dan nombre a la punta. Tampoco sabemos si con posterioridad los españoles de la expedición de Viedma le dieron algún nombre a la geoforma, aunque si sabemos que debieron cocer los primeros ladrillos en es lugar. Uno de esos hornos subsistía en 1781.
En la carta británica “N° 1292 South America, Patagonia, San Julián by the officers of H.M.S Beagle 1834”, los hornos españoles se convierten en el “Oven” inglés. Esta toponimia predomina entre 1834 y 1916.
La comisión hidrográfica de la Corbeta Uruguay presidida por el teniente de navio Dalmiro Saenz en su carta 34 le cambia el nombre sustituyendo Punta Oven por Punta Caldera, nombre mantenido por la División de Hidrografía, Faros y Balizas del Ministerio de Marina y con el cual se lo conoce hoy en día.
IV
En la Punta Caldera, a comienzos del siglo XX fue donde se instaló la firma Lavallois y Guerra construyendo una grasería, la cual requería una caldera. Esta industria funcionó entre 1901 y 1903. Cuando se desmonta la empresa solo se deja la gran caldera.
Si se observa el “Relevamiento de hechos existentes”, un mapa fechado en agosto de 1903 en Bs.As. a escala 1:1500, firmado por el ingeniero Maldonado, aparece dibujado en la zona de la Punta Oven la Grasería Lavallois y Guerra, sin utilizar la toponimia de Punta Caldera. Tanto los Lavallois o Llevallois como los Guerra eran familias que vivían en San Julián.
A los pocos años la zona será lugar de una tragedia para la vida de San Julián. En septiembre de 1922 una canoa tripulada por su dueño Ramón Bringas, y que iba acompañado por su hijo menor, cerca del mediodia se tumba, salvándose el hijo Ramiro pero ahogándose, siendo arrastrado, se supone, por el peso de las botas de pescador Ramón Bringas, jamás pudieron hallar su cuerpo.
V
Con posterioridad en la zona se construye el muelle de Punta Caldera. Construido de cemento armado a una latitud de 49° 19´ S y longitud 67° 42´ O. El ancho de la plataforma de amarre es de 20 metros, con una longitud de 62 metros. La profundidad al pie del muelle oscila de 14,7m durante las pleamares de sicigia a 6,2m en las bajamar de sicigia. La corriente de creciente se inicia media hora después de la bajamar y dura 15 minutos después de la pleamar. El régimen de mareas es semidiurno. Cuenta el puerto con un deposito de 15x35m y una plazoleta abierta de 4000m2, además de una playa de estacionamiento para camiones de 2000m2. La longitud del viaducto es de 73m y el ancho de 7m. El muelle carece de balizamiento, aunque posee una torre de iluminación sobre la plataforma de maniobras, la cual permite operar en horario nocturno. Con respecto a la provisión de agua potable, posee dos bocas en ambos extremos de la plataforma de maniobras con una capacidad de 30.000ltrs. En general es un puerto donde predomina el embarque de productos de mar congelados, aunque las posibilidades económicas de San Julian están históricamente subutilizadas.
Bibliografía
Deodat, Leoncio S.M. “Toponimia histórica de Patagonia Punta Oven”. Revista Argentina Austral. 1954.
Girard, Patrick, Fernando de Magallanes, Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 2014.
Imágenes de un siglo 1901-2001, Puerto San Julián.
Libro del Centenario de Puerto San Julián.
Ordoñez, A.M. “Así me lo contaron”. Tomo I y II.
Plano Catastral del Ministerio de Agricultura, Ingeniero Olmos, por decreto del Poder Ejecutivo del 19 de diciembre de 1906.
Recopilación de datos del Muelle Punta Caldera, Puerto San Julián. Caraterísticas. Capacidad, Servicios Gobierno de Santa Cruz.
Zweig, Stefan, Magallanes La aventura mas audaz de la humanidad, Editorial Claridad, Buenos Aires, 1996.